A los amores prohibidos, a los no convencionales, a los amores que se vuelven murmullos entre los que se creen perfectos... a los amores que no conocen fronteras, a los que se les opone el mundo y a los que no admiten un no por respuesta...
A todos ellos les invito a explorar los rincones de mi baúl...

18 jun 2010

Relatividad




¿Da un poco de miedo, no? Eso de que nunca esté todo escrito, de que cualquier cosa –buena o mala- pueda suceder en cualquier momento. Por una parte no hay mejor manera de predecir el futuro que crearlo una misma, pues en el fondo es siempre una misma quien se lo guisa y quien se lo come. Por otra parte está la incertidumbre del vivir, la fragilidad del suelo que pisamos. Pero también existe el hecho de que ello puede aplicarse del mismo modo a nuestros infiernos cotidianos. Ninguno tiene por qué perdurar. No hay nadie tan poderoso que pueda conseguir la eternidad de una relación o de una situación. Aunque a veces la suerte o la desdicha, la vehemente voluntad o la apatía desganada, resulten en un para siempre. Quién sabe. Por si acaso exprímelo todo. Te pido que jamás des nada por sentado, porque lo que parece un edificio seguro al día siguiente puede desmoronarse como si de una torre gemela se tratase. No des nada por sentado, más bien cuídalo con la intensidad con la que se vive una flamante novedad. Deshazte de aquello que te angustie o que opaque tu día a día, y jamás aceptes limosnas de la existencia o del amor, tú que puedes conseguirte uno completo solo para. Que el "nunca se sabe" sea tu motor para reír las risas más francas y que llores sólo las penas auténticas. Que sientas miedo, pero que éste no te paralice, que el dolor te duela, pero que te vaya haciendo fuerte, que intentes cambiar el mundo, que intentes lo que sea aunque (y sobre todo si) te dicen que es imposible, que ames locamente, que tengas las mejores amistades, que te piquen muchas curiosidades y en fin, repito, que no des nada nunca por sentado. Por fortuna o por desgracia, la vida no nos permite recostarnos para verla pasar. Que seas como un ave fénix, renaciendo siempre de entre tus propias cenizas.

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