A los amores prohibidos, a los no convencionales, a los amores que se vuelven murmullos entre los que se creen perfectos... a los amores que no conocen fronteras, a los que se les opone el mundo y a los que no admiten un no por respuesta...
A todos ellos les invito a explorar los rincones de mi baúl...

30 oct 2009

Más que palabras

Se nos escapan los sentimientos entre palabras abruptas, que hieren nuestro corazón, hasta tal punto, que el ruido se nos hace insoportable. Cada día nos preguntamos sobre ese dolor sordo en el pecho, aunque estamos seguros de que somos los únicos que gozamos de buena salud en nuestro mundo enfermo. Y un buen día, en el que se nos agotan las prisas, los deseos y hasta los silencios, nos miramos al espejo y para evitar cualquier línea de expresión que nos delate, nos pasamos el photoshop o el maquillaje y así, en apariencia perfecta, salimos a la calle con esa máscara de felicidad, que cada vez se nos hace más difícil de reconocer, como nuestra propia identidad.
Se nos hace evidente, que hemos de modificar el trazo, que hemos de empezar a utilizar, de manera equilibrada nuestros recursos, de investigar para descubrir, como desarrollarnos de una manera más ecológica como seres humanos, es cierto que todos estos términos están de moda, pero apenas sabemos que significan o al menos no sabemos como implantarlos en nuestro quehacer diario interior y buscamos entre nuevas tendencias espirituales o consumistas, en realidad apenas hay diferencia entre ambas vertientes, porque si nos falta la honestidad básica, de saber sumergirnos en nuestro interior, es posible que nunca seamos capaces de descubrir de que tipo son, nuestras verdaderas necesidades.
Las palabras nos ayudan a comunicarnos, pero cada vez generamos más distancias entre ellas y los seres a quienes las dirigimos. Los espacios, no se miden en silencios, si no en una especie de ruido que nos provoca una sordera inmedible de soledad. Creo que es momento de acercarnos los unos a los otros o viceversa, tal vez la cercanía, nos permita hablarnos en susurros y las miradas empiecen a recuperar el poder perdido y dejemos de ser náufragos de nuestra propia existencia.

25 oct 2009

Brisas trémulas...

El chelo acompañado por un piano es el encuentro del espíritu con su alteridad. Quizás mis musas están más cerca de lo que yo pensaba. Los ejecutantes han de ser súcubos rodeados de belleza femenina, mortal.
Un hálito de líbido habrá de confundirse imperceptiblemente con el vaho de incienso oriental, mientras que las trémulas sombras de los antiguos objetos parecerán bailar en su atmósfera de luz mortecina y fuegos fatuos. ¿Será que la música lejana y la cercanía del alba son una señal? ¿Será que es el momento de escribir algo por fin? No estoy a salvo de la preocupación por el "eje del mal". Lo que me queda es ser lúdica, recurrir al demiurgo de la imaginación, a mi creatividad agonizante, incluso crear un nuevo género literario que se llame delirio.
El gemido melodioso del chelo, acompañado por el juego armonioso de un piano, guía mi regreso al sueño. Si una tabla me salva del naufragio será el encuentro con los súcubos ejecutantes.
La lluvia caprichosa que limpia el aire y baña las plantas es anacrónica por el cambio climático, un fenómeno preocupante, pero ignorado.
El viento de agosto sacudirá el salitre de los muertos y traerá sus ánimas de regreso a casa, en donde habremos de recibirlos con generosidad. En noviembre los visitaremos nosotras. Y las hojas muertas en otoño elevarán el vuelo convertidas por el viento en mariposas pardas, pero los árboles moriremos de pie.


15 oct 2009

Es la luna o soy yo?

Afuera en el jardín, en lo alto de un cielo luminoso, la redonda luna parecía esperar algo, envuelta en ansiedades que impregnaban lentamente el aire, de olores a brote nuevo y fragancias a canela, durazno y hierba buena.

El soplo de la noche rodeada de tibiezas, hizo temblar por un momento las cortinas de lino de color blanco, a través del enorme ventanal semiabierto del dormitorio, que daba a la terraza.

Adormecida después de un agotador día de trabajo, y luego de un baño caliente, de leer algunos poemas de Neruda del libro “Los versos del Capitán”, ella dejó la copa de champaña sobre el velador, acomodó su hermoso rostro sobre la almohada, y pronto el sueño la invadió.

El aire que provenía del exterior se sentía muy agradable, y solo una sábana de seda sobre ella, marcaba tenuemente su figura sobre la amplia cama.

La habitación de un hermoso color blanco y ocre, contrastaba con las telas de las cortinas y la cama, de un inmaculado tono blanco. Un par de espejos en las paredes, una sobria lámpara sobre una mesita en una esquina, varios libros desordenados sobre una larga repisa, un ancho florero de cristal lleno de duraznos, desde donde se proyectaban unas blanquísimas calas, le daba el toque a la tríada de colores, y dos fantásticas pinturas de Monet y Picasso, completaban la perfecta decoración.

Un tenue reflejo provenía de la habitación contigua. Tres velas perfumadas que encendía cada noche, y un stick de incienso con fragancia a cielo, perfumaba dulcemente el ambiente en penumbras.

De pronto, una borrosa imagen precedió al movimiento. Las sábanas se alzaron con suavidad y una oscura figura se coló en medio de su tibieza.

Sintió una mano firme y decidida pero que solo tuvo entrega de caricias sobre su cuerpo dormido. Sus ojos aún cerrados en un extraño sueño, que percibía como un altísimo vuelo, se movieron un momento, al tiempo que de sus labios entreabiertos, su respiración comenzó a fluir a un nuevo ritmo.

Unos dedos se deslizaron acariciando su cuello en un imperceptible roce de dulzura. Ella se agitó entre las sábanas, soltando un sorprendido suspiro. Luego perfiló su hombro desnudo, descendiendo los dedos anhelantes que le brindaron todo el tiempo para sentirlos desplazarse en el sendero del placer.

Los sentía temblorosos y llenos de ansiedad, reconocer su piel de mares y de algas, y posarse entre sus pechos de erguidas caracolas, firmes, tensas, entregadas.

Subieron bordeando aquellos montes de cósmicas esferas, de piel satinada y tersa. La mano aprisionó su pecho, ejerciendo una tenue presión, mientras viajaba hacia la cúspide de su aureola rosada, endurecida, pletórica de emociones.

La sensación de un rayo, se deslizó como reguero de pólvora a través de su cuerpo estremecido, trató de despertar y abrir sus ojos, pero una mezcla de sopor y de creciente deseo, la hundió entre las fuerzas de un torbellino chispeante, como aquellas burbujas de la champaña, que la llevaban lejos, muy lejos, casi hasta dentro de si misma.

Los dedos sigilosos, vestidos con aromas de durazno y canela, vertían sobre sus orillas todo un poema de inquietudes. Se acercaron a su ombligo, el instante de la vida, eléctrico remolino, mientras sembraban sobre el fuego interno de sus caderas, un sensual movimiento de inquieta permanencia, que conjugó todas las fuerzas de energía universales, los cristales de luz, la tenue lluvia, el néctar del deseo libado en las profundidades por lenguas invisibles.

Sus muslos se inquietaron ansiosos, y su cuerpo se agitó mientras su pecho ascendía y descendía en un ritmo tribal de conjuros y cánticos corales. La palma encendida como hoguera, recorrió cada centímetro de piel, reconoció el espacio, invadió las llanuras, los montes, y las olas que iban y venían desde la lava espesa del volcán.

Un latido imperceptible tensó toda su piel, arqueando su figura, mientras el recorrido de caricias se detuvo en los cálidos rincones, la oscuridad del fondo de las aguas y las verdes praderas en continuo movimiento.

Ondulaciones rítmicas se hicieron eco en las sensaciones, en el goce, el placer, sembrando sobre su soledad desértica, un venero que calmaba su sed desesperada, y comenzaba a florecer, al descender cada vez más, bajo la cúspide del deseo candente.

Flor escarlata, de pétalos abiertos cubiertos de rocío, jugoso néctar de frutillas, de polen insinuante que salpicó de vibraciones y energía desbordando de colores el espacio infinito.

Todo fue suspiros prolongados, duraznos, rocas, alondras, canela, hierba buena, y entre el suave cosquilleo que iba dejando huellas de caracol dormido, burbujas de champaña, polvo de estrellas esparcido hacia los cuatro puntos cardinales por el viento, en medio de la noche se quedó la luna aún envuelta en ansiedades, mirando los cristales de colores que saltaron por el aire, y quedaron incrustados en los muros.

Se sumergió ella nuevamente en la profundidad de un sueño emocionado, mientras su cuerpo en forma lenta volvió a latir tranquilo, como si toda esa vivencia no hubiera sido nada más que solo un sueño aletargado.

Y al despertar, oculto entre sus dedos, al igual que en las murallas de su cuarto, encontrará ella en un puñado, las coloridas piedras en las que fueron transformados sus suspiros.


De repente...

…y de repente, redescubro todo un mundo nuevo que había a mi alrededor, un mundo lleno de detalles, un mundo que estaba pasando por alto y estaba al alcance de mi mano. ¿Habrá alguna forma de no dar estos saltos? ¿Por qué parece como si se avanzara y retrocediera constantemente? ¿Por qué me hago estas preguntas tontas? ¿Por qué sigo preguntando? Las respuestas, al igual que el mundo lleno de detalles están al alcance de la mano, tan cerca y tan lejos en ocasiones. Hay una cosa que siento que es segura, hay que avanzar por el camino, cualquiera que sea, avancemos!!!

12 oct 2009

Por la realidad y por los sueños

Soy tan feliz con esa luna de papel que conservo en la memoria que aquel tiempo se convirtió en invierno....y vivo guardando uno que otro pedazo de esperanza, sorteando la fe con la soledad en los bolsillos... Caminabas y dejabas eco en mi sangre, no podía leer lo que mis manos pensaban de ti, crecía la vida en la cárcel de tus sueños extinguiéndose con la luz del sol. Podría hacerle el amor a tú noche con mi voz, como música abrazándome a tus venas con recuerdos que vibran como helada sobre la hierba y alucinaciones de estrellas sedientas de ti. Esta noche se escurre por mis piernas, en este cuerpo que es tu alcoba antes del amanecer, muero de sed y hambre de tus notas que perfectamente remojo en el café las mañanas, mis deseos ya no anudan uno a uno mis caminos para regresar hacia tu alcoba. Tengo lo que necesito, unos sorbos de oscuridad y apetitos germinando en mi vientre, te tengo a ti, nocturna, calida y deliciosa, como es debido, tal como lo receta la locura, entre aquellas fantasías que tiré al viento que iban deshojando mis esperanzas, una a una como margaritas, tirando un sueño tuyo al lado mío. Eres gota de ese licor que se me trepa por la falda, me acarició la noche e hizo florecer el día, el éxtasis que hizo gemir hasta el silencio, la eternidad que hizo infinito el río en que nadaba el alba al llegar el día. Siento tu espalda donde se afilan mis pecados cual daga de sal en el sudor de tu piel, tus ojos de media noche que se volvieron madrugada en la punta de mis pechos. Tu y yo hicimos el amor, usando de colchón el amanecer entre resortes de estrellas, te escurriste en mi como mi sabor y yo me volví tu savia... Quería navegar como lengua sobre el viento que te acaricia, mas allá de los sueños donde existe la realidad, nos volvimos una y aquella oscuridad un lecho... Besé tu norte acariciando el sur de tu ser mientras sentía tu aliento arder en mis caderas y yo me ahogaba en tu calor.... Ya que te he vivido, sentido, cuando te escribo me derrites la memoria, te pinté para que vivieras en mis sábanas, te probé y ya tengo tu sabor en los labios, eres tan mía como es mía la soledad, por ti soy el pan de tu boca, ese jugo que se bebe tu sed o tal vez solo soy una morbosa máscara mal maquillada...

6 oct 2009

Decisiones

En el canto callado de un recelo,
dos rosas castañas que me miran,
tras el velo dorado del deseo.
Inminente cruel destino,
marca el paso de los trazos de una vida que no olvida;
en los ires y venires de esta ida,
marca un sino con destellos de agonía,
a quien le importa si se va o no regresa,
sin en la huida deja máscaras, espejos y promesas.
Soy tuya, eres mía...
no hay mayor promesa que dos almas fecundas en la vida,
dos almas que vistieron de alegría
hasta una gélida morada sombría.
Inminente es la muerte que camina,
eminente la promesa que termina,
prominente la palabra quebrantada,
de imborrables caricias la piel marcada,
que trasnocha el amor de cada día,
vibra el deseo y las ganas de vida,
que muere con la entrepierna mojada.
Aquí naces y aquí mueres,
en mis brazos cada día,
en mis sueños y en mi cama,
en mi almohada el anhelo de dos rosas castañas,
que despiertan y me miran.
Soy tuya y eres mía.