A los amores prohibidos, a los no convencionales, a los amores que se vuelven murmullos entre los que se creen perfectos... a los amores que no conocen fronteras, a los que se les opone el mundo y a los que no admiten un no por respuesta...
A todos ellos les invito a explorar los rincones de mi baúl...

25 oct 2009

Brisas trémulas...

El chelo acompañado por un piano es el encuentro del espíritu con su alteridad. Quizás mis musas están más cerca de lo que yo pensaba. Los ejecutantes han de ser súcubos rodeados de belleza femenina, mortal.
Un hálito de líbido habrá de confundirse imperceptiblemente con el vaho de incienso oriental, mientras que las trémulas sombras de los antiguos objetos parecerán bailar en su atmósfera de luz mortecina y fuegos fatuos. ¿Será que la música lejana y la cercanía del alba son una señal? ¿Será que es el momento de escribir algo por fin? No estoy a salvo de la preocupación por el "eje del mal". Lo que me queda es ser lúdica, recurrir al demiurgo de la imaginación, a mi creatividad agonizante, incluso crear un nuevo género literario que se llame delirio.
El gemido melodioso del chelo, acompañado por el juego armonioso de un piano, guía mi regreso al sueño. Si una tabla me salva del naufragio será el encuentro con los súcubos ejecutantes.
La lluvia caprichosa que limpia el aire y baña las plantas es anacrónica por el cambio climático, un fenómeno preocupante, pero ignorado.
El viento de agosto sacudirá el salitre de los muertos y traerá sus ánimas de regreso a casa, en donde habremos de recibirlos con generosidad. En noviembre los visitaremos nosotras. Y las hojas muertas en otoño elevarán el vuelo convertidas por el viento en mariposas pardas, pero los árboles moriremos de pie.


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