no es tan solo la inercia, la responsable de que las relaciones humanas se repitan una y otra vez indefectiblemente monótonas y sin renovar, siempre hay alguien que se entrega más, siempre hay alguien que recibe más, siempre hay alguien que da más, ...Siempre hay alguien que ama más! La timidez y el temor al desafío se anteponen a cualquier clase de experiencia no predecible que un@ cree que no será capaz de afrontar. Afrontamos día a día nuevos retos, algunas veces, desavenencias laborales, decepciones sentimentales, algunas veces nos encontramos en la vuelta más pronunciada del huracán, algunas veces en el ojo del huracán y sabemos que todo esta tranquilo pero a nuestro alrededor todo es un verdadero caos; pero solo alguien que está list@ para todo, que no descarta lo más enigmático vivirá las relaciones humanas como algo vivo, recíproco, como decimos en criollo, "dando y dando" no se quedará esperando que el sacrílego infortunio de la inercia le susurre en el oído al resto del mundo que es lo que queremos o necesitamos.
...Allí estaba yo, los ojos cerrados bajo la lluvia en medio de la nada, nunca imaginé que haría algo así, nunca me había visto como... no se como describirlo... como una de esas personas a las que le gusta la luna o pasan horas contemplando el mar o una puesta de sol hasta la llegada de la inminente y fría penumbra, ahora que lo menciono, se de que clase de gente estoy hablando, o tal vez no, da igual, solo descubrí que ahora formo parte de ese grupo que infinitas veces denominamos "gente rara", a mi me gusta estar así, desafiando el frío, sintiendo como el agua empapa mi camiseta y me moja la piel y notar como la tierra se vuelve mullida bajo mis pies, y el olor, y el sonido de la lluvia al golpear las hojas y todas esas cosas que dicen los libros que aun me faltan por leer. Esta soy yo, quien lo iba a decir, crees que soy normal? o una más de esa gente rara, por querer acabar con la sensación de que mi vida ha sido un sueño y acabo de despertar a la realidad, donde se ven las cosas diferentes, enumero las vidas robadas, las voces enlatadas, enumero las cosas que siempre quise decir y que no dije por temor a herir, pero que a su vez me destruyeron las entrañas, imagino caminar en el mercado y ver en las vitrinas la vida que siempre soñé, pero que nunca podría comprar. con la lluvia resbalando por mi rostro descubrí que cuando ya no esté en este mundo todo permanecerá intacto y que las vitrinas que contenían mi vida deseada seguirán allí pero ahora con mis deseos con descuentos, solo para mantener vivos a los que se quedaron.
Inmutable bajo la benevolente lluvia, sigo deseando recibir flores sin motivo, sigo soñando que algún día en mi cumpleaños tendré un gran pastel con mi nombre escrito en enormes letras de chocolate. Acaso se puede vivir sin sueños?
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