Vamos por la vida tambaleándonos con indecisiones y contradicciones, perdemos tiempo intentando decidir que hacer, nos entregamos a luchas superfluas que nos conducen directamente a mirar el reloj de nuestra vida. Vemos señales luminosas que apuntan a destinos inciertos con atractivas ofertas. En la indecisión pareciera que danzamos en círculos. A menos que tengamos en nuestra poseción el mapa de la fortuna podríamos conocer el camino correcto. Se vale errar, no obstante, lo que no se vale es no levantarse e intentarlo de nuevo una y otra vez; y digo: todo el mundo no puede estar equivocado, jajaja, a lo mejor si.Entonces comienzo a sentir ese vibrar de mi alma y la piel se eriza deseo gritar de una extraña emoción que me embarga y me empuja aseguir adelante, cerrar los ojos y ensordecer
mis oídos ante ese mundo que me grita calificativos desalentadores y mi paso esta más firme que nunca, se que finalmente lograre encontrar el camino correcto, a lo mejor no es perfecto, nadie dijo que lo sería pero es mi camino, me gustan las rutas escarpadas y difíciles, se aprende mucho en estos caminos, ese es mi mundo, grande y pequeño a la vez, grande porque caben todos, y pequeño porque yo lo construí a mi justa medida con mucho y de todo y poco de nada. Mi mundo donde una vez entró el amor y por una extraña razón ya no podrá volver a salir jamás. Mi mundo donde el que entra camina sobre mis zapatos como cuando eramos niños. Al que camina sobre mis zapatos le gusta mi paso firme y el danzar lento, el que sube sobre mis zapatos le gusta la constancia y quiere sentir la seguridad de que al resbalar tendrá manos firmes para sujetarse y subir de nuevo.
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