A los amores prohibidos, a los no convencionales, a los amores que se vuelven murmullos entre los que se creen perfectos... a los amores que no conocen fronteras, a los que se les opone el mundo y a los que no admiten un no por respuesta...
A todos ellos les invito a explorar los rincones de mi baúl...

21 mar 2008

Rápido o lento...

Quizás por lo acelerado de los días, que a veces se suceden como si fueran impulsados por una de esas ruedas que giran sin cesar, necesito detenerme con frecuencia, para saborear la lentitud y observar lo que sucede en mi interior, lo que me pasa por la vida, son instantes que me llenan de sus miradas.
Hoy me he levantado con un cansancio difícil de expresar, pero de pronto mientras tomaba un café, me he sentido afortunada, por la suerte que tengo de poder disfrutar de este momento, aunque este momento para ojos extraños pudiera ser nada.
Para mí representa estar viva, poder ver el sol, sentir una caricia, tener en quien pensar y quien me piense, sentir la ilusión por las pequeñas cosas que se convierten en inmensas, sentirme querida y poder querer, tanto, que a veces parece como si hubiera llegado a un límite, para descubrir en el segundo siguiente que no existen límites para el amor, que todo cabe en un corazón y es entonces cuando descubro el infinito.
Miro hacía arriba, un reloj me vigila desde la pared de enfrente, me mira inquisidoramente, empujándome con el látigo riguroso de su minutero, como si no contara mi opinión, de como medir el movimiento de mi vida, el transcurso de mis días. Sin embargo hoy, no estoy dispuesta a dejarme amedrentar por su rigor, sigo caminando a mi propio ritmo, como si el camino que estoy trazando en este momento, fuera lo único real de mi existencia, lo único que importará.
En este momento no me importa mucho llegar demasiado pronto, no contemplo la posibilidad de llegar demasiado tarde, quizás por que de una forma intuitiva siento que el momento en el que llegue, será el momento adecuado para hacerlo.
¿Hacía donde voy? No estoy muy segura de ello, pero creo que eso tampoco importa demasiado al menos por esta vez, así que a pesar de que el sentido de la orientación no es el mejor de mis sentidos, va a ser imposible que me pierda. Creo que éste, va a ser uno de mis mejores viajes. Vuelvo a mirar el reloj de tiempo, sigue marcando la misma hora que antes, seguramente mi determinación le ha disuadido de su cruel misión. Ahora yo soy la única que decide cuanto tiempo pasa de un minuto a otro, durante unos instantes una densa quietud me alcanza, me observo, estoy paralizada, logro arrastrar mis pies, mientras las manecillas del reloj enloquecen para recuperar el tiempo perdido.

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