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su espalda, su torpe nuca.
No había ninguna libertad que darme,
No había ninguna libertad que darme,
porque esta si, era mía.
Era como yo.
Dos pechos, dos almas, tres latidos…
Era como yo.
Dos pechos, dos almas, tres latidos…
y después los cuerpos al alcance de los besos.
Y la lengua, la saliva y el viento.
Y su boca en mi boca y mi cuerpo en su cuerpo.
Allí su calor encendido, el latido y el misterio.
Y una hembra y otra hembra,
Y la lengua, la saliva y el viento.
Y su boca en mi boca y mi cuerpo en su cuerpo.
Allí su calor encendido, el latido y el misterio.
Y una hembra y otra hembra,
dos mitades un solo cuerpo.
Sin varones, ni fronteras.
Sin varones, ni fronteras.
Sin culpa, ni lamentos.
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