Todo lo que vemos esta plagado de mensajitos de felicidad, es tan redundantemente nauseabundo escucharlo en la letra de las canciones, las tarjetas de cumpleaños, la publicidad que prometen que encontraras la felicidad en lugares paradisíacos, la felicidad disfrazada de inocencia en el tierno rostro de un niño, deseos de felicidad para repartirle al mundo entero.
Tras un doloroso rompimiento es ridículo escuchar o decir la trillada frase "deseo que seas muy feliz", si más bien lo que estamos deseando profundamente es que no nos olviden, que nos extrañen, estamos deseando con todas las fuerzas crear un gran vacío, mayor aun que el que estamos sintiendo, esos detallitos jamás harían feliz a nadie.
Qué sabe nadie de la felicidad del otro, qué sabe nadie de las cosas que hacen feliz a otra persona, esta claro que la felicidad total no existe, la felicidad es un estado efímero que se siente tras algo verdaderamente significativo, es una irónica utopía, la felicidad es directamente proporcional a las dificultades y tristezas que tragamos para conseguir un gramo de ella que luego se convierte en un espasmo de añoranzas, de nostalgias, de desesperanza.
No se es feliz por elección propia, eso es tan cierto como que nadie hace feliz a nadie, la felicidad, aunque se muestra en vitrinas con colores brillantes y luces de neón no se puede comprar ni se puede ordenar en un delivery, la felicidad es algo que sucede cuando nos sentimos bien con nosotros mismos, por hacer exactamente lo que elegimos hacer, en el momento que queremos y con la persona que nos proporciona el placer de su esencia, de no poseer la combinación completa solo se genera una frustración que se acumula y terminas preguntándote porqué no puedes ser feliz, esta claro que tu entorno debe estar vibrando en la misma frecuencia que tú, solo se siente felicidad cuando se está preparado para recibirla, ella es tan extraña que nunca avisa cuando esta de paso, pero si se esta lleno de desengaños, sinsabores, y tristezas nos aferramos a los recuerdos mas próximos que en algún momento representaron la felicidad, pero si hurgamos en los suburbios de la mente nos damos cuenta de que hemos olvidado como éramos felices cuando creímos serlo, es así como vamos viviendo, de a pocos, no importa cuanto tiempo vivamos de recuerdos poco a poco terminarán difuminándose en nuestra mente y siendo sustituidos por situaciones que de vez en cuando nos hacen sonreír, respirar profundo, recargar nuestra energía, de vez en cuando aceleran nuestro corazón o nos cortan la respiración, sin olvidar que estos dos últimas son características que también están presentes cuando se siente miedo.
podría describir claramente las situaciones que me hacen feliz y podría vivir en función de esas situaciones pero cuanto me va durar? tal vez esto tenga que ver con las metas fijadas, las metas en proceso y las metas logradas lo que me lleva a pensar que he perdido mucho tiempo planificando sin herramientas para poder ejecutarlas, mi entorno lleva mucho tiempo vibrando a una frecuencia distinta, lo que indica que al mismo tiempo que fijamos metas debemos inventariar las herramientas, de manera tal que se inicie un proceso sin frustraciones. No pretendo hacer de esto un manual de la felicidad escrito por una persona más infeliz que feliz, solo hago una breve reseña de lo que pudiera estar fallando para revisarla cada vez que me pregunte porqué no puedo alcanzar una felicidad un poco más duradera.
Más que felicidad, es mi anhelo la tranquilidad de la que se nutren mi corazón y mis sentidos cuando estoy junto a esa persona que imagino y que tal vez aun no he conocido.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario