Hoy, cuando se respira un ambiente de paz y unión familiar, regalos, luces, música y risas, cuando la abundancia hace su mejor gala sobre la mesa, cuando la alegría de la navidad colma nuestros corazones de buenos deseos y albergamos, las mas infinitas esperanzas, sabemos que este año llega a su fin; hacemos una retrospectiva de lo sucedido en este año que está a pocos días de terminar, lo que yo en mi idioma llamo balance general o estado de ganancias y pérdidas; debo dar gracias a Dios por mi trabajo, por los amigos que tengo, gané tres amigos fabulosos e insustituibles, que me acompañaron a lo largo de este año en difíciles trances emocionales y gracias a su ayuda logré superarlos con éxito; debo dar gracias a Dios por las lecciones recibidas, una de ellas, la más importante de todas es que no importa cuanto pierdas, mientras que lo que ganes valga realmente la pena, perdí dos grandes afectos que en algún momento representaron mi mundo pero gané el respeto por mi misma y por las cosas que hago y valoro, aprendí que nadie puede amarme más que yo misma, aprendí que cuando el amor se acaba todo lo que hagas para tenerlo de vuelta, lejos de enriquecerte te humilla y te empobrece y que no vale luchar por causas perdidas. Aprendí que no puedes ayudar a quien no quiere ser ayudado, pues nunca podrá darle valor a tu esfuerzo. Aprendí que cuando desistes de buscar, lo que anhelas llega de forma inesperada en la vida, doy gracias por las personas que apuestan a mi recuperación total e invierte su tiempo y lo hermosos de sus sentimientos pacientemente, aprendí que los bienes materiales se reponen y no hay precio alguno que pueda comprar la tranquilidad de la conciencia y la paz interior, reafirme que vine desnuda al mundo y así puedo volver a comenzar en cualquier momento, una vez más confirme que soy un árbol y que los árboles mueren de pie... entendí que no tengo porque dejar de sembrar árboles de durazno, pues aun quedan muchas almas fértiles para cosechar muchos frutos, entendí que se deja de sentir que el mundo se acaba cuando cerramos completamente el círculo, y aunque solo me queda una pequeñísima cosa pendiente, doy infinitas gracias a Dios porque aun puedo caminar con mi frente en alto y el documento que es mi palabra como mi sello personal.
creo que a pesar de el abatimiento y los estragos sufridos este año me mantengo en pie, lista para comenzar el nuevo año con mucha energía y grandes proyectos.
Feliz Navidad para todos.
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