
Aun no derramo mi copa en tu vestido...
pero...
Apresuré tu escote con mis dientes...
Revolqué tu cuerpo con el mio
Ahí donde el barro es indecente...
Te invite a bullir adrenalinas
En el baño del bar de aquella esquina.
Pervertí el momento de tocarte.
Me escondí debajo de tus turgentes senos.
Me enrredé esta vez en la espesura,
de tu bosque perenne de silencios
Tan solo abrí tus piernas y las mías
Y juntas nos unimos,
como siamesas por el sexo.
Y...
Aun no te dedico mi mejor pecado
1 comentario:
Marthita, quiero pedirte un favor, por el que por siempre, te estaré agradecido, agudiza el sentido del oído y escucha como de la inmensidad del universo proviene un gemido de dolor y de tristeza. Ese gemido es el lamento que refleja toda la angustia y el sufrimiento de mi alma, por estar tan cerca y a la vez tan lejos de ti. Incongruencias de la vida, que provocan, confusión e incertidumbre en mi mañana. Yo sabré esperar. Si no es en esta vida, quizá sea en la otra o tal vez en la otra, qué más da, si al final de los tiempos, te diviso a mi lado. Ramón
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