A los amores prohibidos, a los no convencionales, a los amores que se vuelven murmullos entre los que se creen perfectos... a los amores que no conocen fronteras, a los que se les opone el mundo y a los que no admiten un no por respuesta...
A todos ellos les invito a explorar los rincones de mi baúl...

18 may 2008

Sed de abrazos (la saciedad de tus cabellos dorados)

Hoy quiero soñar que esa noche rara será el comienzo de otras tantas con sonrisas en la almohada. Quiero soñar contigo y despertar sabiendo más de ti. Quiero soñar con tus besos, con tu sonrisa que ilumina, con tus cabellos dorados, enredados, llenos de naturalidad y simpleza. Quiero dormir y seguir viendo en tu mirada, la simpleza de tu alma. Si pudiera describir la sensación al abrazarte, la compararía una y otra vez con un sorbo de agua luego de semanas en el desierto. Esa sed que me consume no se sacia con agua, se sacia con sábanas que nos cubren y un sol que nos despierta. Esa sed que tengo mata el sueño y me lleva a pasar la noche entera sin dormir a causa de poder mirar tu rostro, tan dulce, tan hermoso!!!!! Dejame darte lo que dices necesitar, que no es ni más ni menos de lo que yo necesito dar.

Un paraíso blanco, con cejas expresivas que enmarcan rasgos femeninos, dulces, intrigantes. Dos labios finos, elegantes, que configuran en perfecta simetría con el mentón, el polo sur de un rostro de mujer... perdón, de MUJER
Sus ojos son el umbral del más allá... la entrada a un infinito maravilloso de sonrisas, poesía, alegría, la entrada a un ser por demás cariñosa, por demás compañera, por demás hermosa. Su dulzura fue el néctar de flores incapaces de dar, si quiera, agua dulce... mucho menos miel pura, de la que alimenta el alma. Inhábiles de valorar el tesoro que a ellos se brindaba, que a ellos amaba y elegía cada día. Ay! Hada mía, agita tus alas y no dejes de alumbrarme con tu brillo, no dejes de encantarme con tu magia, no dejes de abrazarme con tus brazos, no dejes de besarme con tus labios de rojo carmesí... Hada mía por favor, no derrames lágrimas de cristal por necios corazones, por absurdos temores, no hagas princesa mía, que tu corazón se lastime por pasados de esas mujeres que no concluirán ni mañana ni pasado, no dejes que tu alma se aje como hoja en el otoño. Sabé que tu delicioso cuerpo de mujer, tu infinito encanto, tu perfecta combinación de feminidad y naturalidad, tu delicado sentido del humor y tu temperamento, son cualidades que muchas hadas codician. Escondida en este bosque de ilusiones, princesa mía de cabellos color sol, yo te adoro cada día y te abrazo en la distancia, protegiéndote y queriéndote... esperando que algún día despiertes a mi lado e ilumines mi mañana con el brillo de tus ojos y la luz de tu sonrisa.

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