A los amores prohibidos, a los no convencionales, a los amores que se vuelven murmullos entre los que se creen perfectos... a los amores que no conocen fronteras, a los que se les opone el mundo y a los que no admiten un no por respuesta...
A todos ellos les invito a explorar los rincones de mi baúl...

14 may 2008

Formas de llegar


Alguna vez leí que el amor llega en “envase poético”.
Debiera ser, pero lo cierto es que siempre se las arregla para llegar, con nuevo “envase”.
A veces ¿un capricho fatal?,...disfrazado de deseo, no permitiéndonos prever el desarrollo de los acontecimientos.

Durante mucho tiempo sumida en una bruma emocional, mis sentidos en un cauce a la deriva, ocultas mis sensaciones en un vacío sin formas, vagué como polilla desorientada.

En medio de mi noche, encontré la luz. Torbellino impresionante que se caló por todas mis rendijas oxidadas, mis pulsos sin latido, mi manantial agónico, alimentando mi alma.

Siempre la vida nos sorprende a la vuelta de la esquina, es un cajón abierto, repleto de esperanzas y sueños qué decoran nuestros pasos. Es el sombrero del que salta ese mágico conejo.

Lúdica chispa, carrusel, loca vorágine, tablero de juegos, dados lanzados hacia el destino. Se detienenmarcando la senda, punto de partida hacia los obstáculos, las aguas tranquilas o el abismo.

Y...¿quién decide primero:…la mente,…el corazón,…la sangre caliente que nos habita?

Mi sangre gritó voces palpitantes. Me sacó de la bruma vestida de deseo, bailando un compás sensual que derramó miel de mi rosa escarlata, un juego de placeres prohibidos, formas, siluetas, suspiros, deseos.

Saliendo de las sombras descubrí la luz embriagadora. Y fuimos dos. Una mujer y Una mujer. Otro cuerpo convirtiéndose en tibieza junto al mío. Manos, besos, muslos, abrazos, sexo, caricias, suspiros.

En este tobogán vivo mis horas. Sonámbula, mezclada con la noche. Dos pieles estremecidas de placer, trenzadas de caricias, fatigadas de éxtasis.

Aún vibran suspiros en el aire. Yo, polilla embelesada, sigo jugando el juego del deseo, permito que la luz queme mis alas, rompa mi envoltorio de la vida, me de una muerte lenta, solamente iluminada de deseo mientras salto, cayendo nuevamente con más fuerza hacia el llamado irresistible de la hoguera.


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