Ladrones de sueños

Vivimos como niños, persiguiendo cometas, extendiendo las manos con la ilusión de, al menos poder tocarles la cola, trepar por ella y subir a las nubes; crecemos y perseguimos el amor como un sueño, cuando logramos tenerlo cerca, a veces ni siquiera notamos esa sensación de bienestar que nos produce, nos enfocamos en las maravillas del amor solo cuando lo anhelamos porque ya no está, pasamos la vida enguyendo placeres que se hornean a fuego lento en nuestra cama y un día decidimos que lo que tenemos no se parece a lo que anhelamos porque algún ladrón nos ha estado robando nuestros sueños y tomamos la pequeña carterita con lo mas sagrado que queremos conservar y nos marchamos, no si antes tomar un par de duraznos para el camino, batiendo la carterita de un lado a otro mientras subimos la empinada cuesta, apartamos las moscas que se nos acercan como si fuéramos un panal repleto de dulce miel abandonado por sus habitantes y cuando el camino se hace más llano y podemos ver con claridad la plenitud del horizonte entonces tenemos más claro que por elección propia decidimos seguir solas el resto del camino.
Ha llegado la hora de abrir la cartera, comer uno de los ansiados duraznos y tirar la semilla con la esperanza de ver crecer un hermoso árbol, haces una pausa en el camino solo para ver germinar la semilla, la pausa tarda hasta que el arbolito casi alcanza la mitad de tu estatura y es entonces cuando alguien más reclama la propiedad del árbol porque nació de su tierra fértil, nos damos cuenta de que los ladrones de sueños escogieron nuestra ruta; con el corazón entumecido debemos continuar la marcha, recordar que estamos recorriendo el camino en solitario por elección propia y por último, repasar la lección aprendida, aunque la tierra sea fértil, nunca siembres un árbol de duraznos si no estas en tu propio terreno, siempre vendrá alguien a quitarte la ilusión de un día saborear sus frutos y cobijarte con su sombra. La cola de la cometa es solo una ilusión hecha de retazos de colores llamativos para que desees alcanzarla, los ladrones de sueños estarán siempre sosteniendo la cuerda .

Menos mal que aún me queda un durazno para intentar sembrarlo en mi próxima parada.