A los amores prohibidos, a los no convencionales, a los amores que se vuelven murmullos entre los que se creen perfectos... a los amores que no conocen fronteras, a los que se les opone el mundo y a los que no admiten un no por respuesta...
A todos ellos les invito a explorar los rincones de mi baúl...

24 sept 2007

Adios mi Mariposa


Y te digo adios,
mi mariposa pasajera,
de grandes alas y corta vida,
adios mientras tu carne se hace trémula al roce de la mia,
adios a la mirada dulce,
a la voz serena que desata pasiones,
a la fuerza febril que humedece nuestro sexo,
a la blancura de tu piel que generosa se ofrece a otras manos,
a la humedad de tu boca que consiguió morada en otra boca,
adios a tu cama que ahora se calienta con otro cuerpo,
que se pierda para siempre el canto de sirena que resuena en mis palabras.

Adios a la Torre Eiffel y al olor a queso suizo,
adios le digo al aroma del café por la mañana,
adios a los matices dela aurora boreal y los misterios de La Alhambra,
adios a los ventanales por donde el mar o las montañas se asomarían a nuestra habitación blanca.

Y te digo adios mi libélula mojada,
porque ya conseguiste abrigo en otras frondosas ramas
y que no se entristezca el sol ni la mañana,
ni el móvil que canta risas que colgue en tu ventana,
porque ha llegado la hora del adios de mi mariposa blanca.

cuanta vida nos queda,
cuanta vida te queda,
cuanta vida me queda,
para se brisa pasajera y como hojas que arrastra el viento
no volvimos una quimera.

me llevo el adios de la punta de tus dedos,
me llevo tu abrazo fuerte y eterno
ese mismo que fue mi casa, mi pedazo de cielo
en las palmas de mis manos, en el rincon de mis anhelos.

pero no voy a ningún lado,
me quedaré siendo árbol,
frondoso árbol que hace sombra por donde caminas todos los días
al lado de ese otro cuerpo por el que cambiaste mi vida
me quedaré hecha luna para velar el sueño,
que duermes en su compañía,
y me quedaré hecha sol,
calentando tu cuerpo después de la tormenta en un frío mediodía.

Adios, sí, adios a la dulce vida
que fue nuestro refugio con extraña lejanía,
amaneció de pronto y dejaste de ser mía,
cuando tus blanca y limpias manos
llenaron de complacencia
a otro cuerpo que sin condición se te ofrecía,

dejamos de ser dos y por eso te digo adios,
adios a los recuerdos,
adios a la melancolía,
ya no seremos más, ni yo tuya ni tu mía.

extrañaré a morir la calidez de tu vientre,
el sonrojo de tus mejillas,
la tibieza de tu aliento,
de donde surge la vida,
extrañare el laberinto de tu entrepierna
donde mi lengua se perdía,
extrañaré con fervor
tu respiración agitada,
los espasmos de tu cuerpo
mientras tus manos apretaban fuertemente las sábanas.

pero sabes, no iré a ningún lado,
me quedaré esperando ansiosa
a morir y renacer de nuevo,
para ver si nuestras almas
pueden ocupar un solo cuerpo.

Mientras, mi mariposa blanca,
que dios no permita que tus frágiles alas se lastimen en el rosal espinozo que escogiste de morada

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