La noche

Y comenzamos a rumiar ideas y descartar opciones,
9:00 pm -arreglate y vamos a un hotel,
- estare lista en 30 minutos,
-puedes venir por mi?
- ire por ti en un taxi.

las luces de la ciudad transportan a lugares desconocidos, el deseo tácito se vuelve explicito, -antes..., quieres ir a tomar algo?... - esta bien...
complicidad en nuestros ojos y sonrisas...
Música ensordecedora, embriagadora y anvolvente. Me dejo llevar...
tus brazos protectores y posesivos rodean mi cintura, tu boca desesperada sedienta de besos se apodera de la mía, ávida de caricias te mueves suavemente al ritmo de la música, te apretas a mi como queriendo vivir y morir en mi cuerpo, las cervezas frías se deslizan por nuestras gargantas, una, otra, otra y otra, el sudor moja lentamente nuestros cuerpos mientras se mueven sensualmente perdidos en deseos, la música innunda nuestros sentidos y bailamos, el lugar esta repleto de parejas que se pierden en el ritmo y cadencia, se besan, se desean, se excitan, el ambiente es propicio para drenar sin control fluidos corporales, entre alcohol y sabores salóbregos vamos llegando al punto exacto en que se pierde el control, se olvida la gente y se entrega el alma, el cuerpo, los deseos y todos los besos estallan en un orgasmo profundo, intenso y solitario, mi orgasmo... mientras por tus ojos salen chispas de electricidad porque lo ves venir, lo presientes, lo sientes, lo deseas, y te aferras a él como una presea digna de ti y de tu sensualidad.
hora de partir...
hora de estas solas...
hora entregarnos...
caminamos lentamente, nos perdemos en pensamientos,
nos internamos en la noche mientras crecen los deseos
el corazón se acelera y me siento novia entrando por primera vez al lecho nupcial, allí estamos piel con piel, boca con boca, sexo con sexo, entre gemir, tocar, entre besar y morir, entre sentir y vivir, entre orgasmo y orgamo, se desvanecen las fuerzas que recobran vida en un sutil, profundo, delicado, intenso te amo saliendo de tus labios, mientras nos vamos internando en sopor del sueño perpetuando el instante en que nuestros cuerpos se hacen uno solo en un inmóvil y eterno abrazo.