
He recurrido a mis apuntes personales sobrevolar las ideas de otros más sabios que yo, y he descubierto como siempre una verdad a pedacitos, repartida en cada aforismo. Hay coincidencias claras y eso sí, una voluntad común y generalizada, de mantener en su sobrevalorada dignidad tan grandilocuente palabra.
Pero vamos a pensar llanamente. Si hablamos de la felicidad como de un estado placentero que inhibe la angustia reduciendo el mundo a una bola de algodón, estamos hablando de un orgasmo. Está claro que salvo Santa Teresa y alguno más, nadie ha logrado vivir en éxtasis permanentemente. Tampoco se lo deseo a nadie pues debe ser agotador.
Si la felicidad consistiera en no pensar o en no tener responsabilidades, lo más probable es que fuéramos retrasados limítrofes, con lo cual la felicidad sería incompleta porque nos perderíamos más de la mitad de las emociones.
Si la felicidad consistiera en ser libres seriamos unos egoístas y si consistiera en no sufrir, seríamos unos amnésicos.
Es una actitud ante la vida. La serenidad y valentía con que se afrontan los acontecimientos. La capacidad de sacar el néctar de las cosas. Es una elección propia a la que todos tenemos acceso. Sí amigos, la felicidad es una forma de ser. Fórmula homologada solo en el "primer mundo" y para vidas sin repetidos y terribles percances.
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