Dos

Estar presente significa algo más que estar ahí (Malcom S. Forbes)

Está junto a la ventana, es la hora del tedio y, adormilada, escucha de fondo alguna música de esas de sobremesa. Cree que estoy en la biblioteca escribiendo como autómata, pero la verdad es que no paro de pensar en lo bien que huele, en lo bien que sabe, en lo exquisita que se ve desnuda. Y es que esta mañana mientras me vestía para ir al trabajo mientras ella, desde la cama, opinaba sobre cómo me quedaba tal o cual blusa, ese pantalón o aquél otro. Y entre prenda y prenda el regalo de su piel y el cosquilleo en la mía. El deseo es denso, casi palpable, como si se tratase de un inquilino más en esta habitación. A veces se consuma, otras veces se queda en el aire esperando su momento afortunado mientras ella y yo, risueñas o aburridas, transcurrimos con el día. Y como soy una loca con mas sentido de lo real que de lo mágico, a veces no me da la gana dar gracias a dios por nada, se las doy a ella por aguantar mis locuras, por salir del caparazón en el que tan cómoda estaba para hablarme y escucharme, por esperarme cuando nos separaba la distancia del orgullo y por hacerme el amor siempre como si yo fuese un delicioso pastel de chocolate rellena de galleta y avellanas. Y me doy las gracias a mí por no perder nunca el norte, por no priorizar lo no prioritario, por dejarme enseñar por ella y por hacerle el amor con la misma emoción que aquella primera vez, hace ya casi dos años, cuando no me podía creer la suerte de estar besándola y hundiéndome en ella. Casi "Dos años" ya, mi niña bonita. Apaga esa tele que lo vamos a celebrar como dios no manda. y si ese dia de enero no es una fiesta y no quieres celebrarlo junto a mi, entoces encenderé la tele y celebrare por dentro.