A los amores prohibidos, a los no convencionales, a los amores que se vuelven murmullos entre los que se creen perfectos... a los amores que no conocen fronteras, a los que se les opone el mundo y a los que no admiten un no por respuesta...
A todos ellos les invito a explorar los rincones de mi baúl...

28 ago 2007

Recapitulemos

Cuando éramos pequeños éramos libres, auténticos, nunca fingíamos lo que no éramos. Sólo hacíamos lo que nos gustaba y evitábamos lo que no nos gustaba. Nuestro, llamémosle instinto estaba tan desarrollado, que sentíamos hasta las emociones de las otras personas. Nacemos perfectos, pero poco a poco vamos siendo programados para vivir como bestias, cargando un fardo de costumbres y creencias ajenas hasta el final de nuestros días. Desde que empezamos a tener uso de razón estamos siendo bombardeados por mentiras que vamos recibiendo de nuestros mayores, que nos dicen que hagamos y que creamos lo que ellos hacen o lo que ellos creen, hasta que nosotros mismos nos convertimos en unos consumados embusteros, que vamos inventando mentiras para poder mantener las mentiras que nos hemos creído. Así nos pasamos la vida dando vueltas alrededor de nuestras falsas creencias y nuestros hábitos.
La primera mentira que recibimos y que creemos es la de “no soy”: no soy como debería ser, no soy perfecto. La verdad es que sí que somos perfectos, porque en el mundo sólo existe la perfección. No tenemos idea de lo que somos, pero sí que sabemos lo que no somos, pero esa es una falsa imagen, una mentira, pero creemos fielmente en ella. Después construimos toda una estructura de mentiras para sostenerla. La fe es tan poderosa, que si la depositamos en una mentira, acaba convirtiéndose en una verdad.
Cuando dos personas se relacionan, se produce un intercambio de energías que fluye desde donde hay más hasta donde hay menos. Como pasamos la vida en una constante interacción, lo normal es que, al final, seamos muy poco de nosotros mismos y mucho de lo que los demás dejaron en nosotros.
Para eliminar esos hábitos y recuperar la energía perdida, se emplea una técnica llamada recapitulación. Gracias a ella podemos empezar desde cero a construir nuestra propia identidad y despojarnos de todas las mentiras y energías extrañas que se nos han ido pegando a lo largo de nuestra vida. Si no vamos por nuestros fantasmas, ellos vendrán por nosotros.
Los brujos dicen que llevamos nuestra existencia a la distancia de un recuerdo. Pasamos la vida enganchados, dolidos por algo que ocurrió hace treinta años y cargando un fardo que ya no tiene sentido. '¡No lo perdono!', gritamos, pero no es cierto, ¡no nos perdonamos a nosotros mismos!." "Los compromisos emocionales que contraemos con la gente son como inversiones que hemos hechos a lo largo del camino. ¡Hay que ser muy necios para dejar tirado nuestro patrimonio por ahí!." La única forma en que podemos volver a estar completos es recogiendo esa inversión, reconciliándonos con nuestra energía y disipando la carga de los sentimientos. El mejor método que han descubierto los brujos para ello, es rememorar los sucesos de nuestra historia personal hasta su completa digestión. La recapitulación te saca del pasado y te inserta en el ahora.
Podemos recapitular para cancelar el efecto energético de todos esos actos. Así que es posible regresar al lugar, al momento mismo donde se dieron esos sucesos que queremos revivir. No es muy difícil, ya que todos sabemos muy bien dónde nos duele. Recapitular es acechar nuestras rutinas, sometiéndolas a un escrutinio sistemático y despiadado. Es la actividad que nos permite visualizar nuestra vida como totalidad y no como una sucesión eventual de momentos. Sin embargo, y aunque esto pueda parecer extraño, sólo los brujos recapitulan como norma, el resto de la gente apenas lo hace por casualidad.
La recapitulación logra despojarnos de toda esa porquería que llevamos pegada, por lo tanto, podemos decir que recapitular es un acto elemental de higiene. Recapitular consiste en hacer una lista de las heridas causadas por nuestras interacciones. El siguiente paso es viajar de regreso al momento cuando tuvieron lugar los hechos para absorber de vuelta lo que nos pertenece y devolver lo ajeno.Se comienza rebobinando el día. Reconstruyendo las conversaciones, descifrando los significados, recordando las caras y los nombres, buscando matices, insinuaciones, diseccionando las reacciones emocionales propias y ajenas. No dejando nada al azar, agarrando los recuerdos del día uno por uno y limpiándolos a través de la respiración.
"Una vez que hemos localizado un evento y recreado cada una de sus partes, hay que inhalar para recuperar la energía que dejamos atrás y exhalar las fibras que los demás depositaron en nosotros. La respiración es mágica, porque es una función que da la vida."

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