A los amores prohibidos, a los no convencionales, a los amores que se vuelven murmullos entre los que se creen perfectos... a los amores que no conocen fronteras, a los que se les opone el mundo y a los que no admiten un no por respuesta...
A todos ellos les invito a explorar los rincones de mi baúl...

1 ago 2007

Nuestras alas

Mi hija de 17 años dice que cada vez que alguien dice que las hadas no existen, en algún lugar, un hada pierde sus alas.

De niños escuchamos muchas historias como esa y hacemos una especie de pacto sagrado con las palabras, igual que aprendemos a pegar nuestros ojos en la noche de reyes o que escuchamos al eco mientras intentamos descubrir, quien nos responde desde el otro lado de las montañas, todo eso lo percibimos con el corazón abierto, mientras cultivamos nuestros sueños para que germinen como una prolongación de nuestra realidad cotidiana, con la tranquilidad de quien sabe, que todo sucede como tiene que ser.
Crecemos y sin tomar apenas conciencia de ello, dejamos de creer en la magia que sustentaba nuestras ilusiones, empezamos a desconfiar de las historias, cerramos nuestros corazones y abandonamos nuestros sueños a la deriva balanceándose en acantilados bellos pero peligrosos mientras creamos razones que justifiquen tanta necedad.
Nos sentimos tan desconectados de lo que fuimos, que buscamos desesperadamente lo que deseamos ser, nos sentimos tan limitados sin alas, que nos tiramos al vacío para recordar la sensación de libertad que nos produce volar y caemos, caemos con un dolor inmenso hasta que recordamos que la libertad nos la da el poder de elegir, que la fidelidad es un estado interior, que para confiar y amar necesitamos conocer el concepto del perdón.
Y poco a poco redescubrimos nuestra esencia y respiramos su calma y recuperamos nuestras miradas, nuestras palabras, nuestros sueños, nuestro corazón, nuestros abrazos...

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