
Krishnamurti
Vivimos así incontables instantes de nuestra vida, a veces hasta correr detrás de ella, de manera que apenas distinguimos nuestro propio rostro de entre el de los demás. La velocidad nos lleva al desenfreno y el desenfreno a la locura, la locura personal que ocultamos desconfiados de nuestra propia existencia.
Es como si viviéramos por no morir y esa apatía en un sentido amplio nos aleja cada vez más de nuestra plenitud interior, tanto que derrochamos vida hasta que llegan las rebajas y nos damos cuenta de que ya no nos queda nada para gastar.
Romper con viejos paradigmas, salir de nuestra zona de comodidad, rescatarnos como haríamos con un naufrago, soltar la cuerda que casi nos aprieta hasta doler, conocernos, descubrirnos y luego concedernos el deseo inconfesable de vivir nuestra propia vida.
Es como si viviéramos por no morir y esa apatía en un sentido amplio nos aleja cada vez más de nuestra plenitud interior, tanto que derrochamos vida hasta que llegan las rebajas y nos damos cuenta de que ya no nos queda nada para gastar.
Romper con viejos paradigmas, salir de nuestra zona de comodidad, rescatarnos como haríamos con un naufrago, soltar la cuerda que casi nos aprieta hasta doler, conocernos, descubrirnos y luego concedernos el deseo inconfesable de vivir nuestra propia vida.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario