A los amores prohibidos, a los no convencionales, a los amores que se vuelven murmullos entre los que se creen perfectos... a los amores que no conocen fronteras, a los que se les opone el mundo y a los que no admiten un no por respuesta...
A todos ellos les invito a explorar los rincones de mi baúl...

30 ago 2007

Tus desiertos

Perdidas en la niebla de la vida, amparadas por las sombras de la noche, llegadas por caminos diferentes, confluímos en el desierto de la soledad, recuerdas? Tú llegaste de no sé dónde, qué más da, descalza de razones, desnuda de ilusión, cansada y desorientada, hambrienta de amor y sedienta de besos olvidados en un pasado rutinario. Yo, sentada en el cruce de caminos, también sin norte, juro que no te esperaba, pero apareciste ante mí, nos miramos y, sin mediar palabra, nos pusimos en camino, sin mirar hacia atrás, en busca de un oasis deseado en el que poder reposar y descargar el penoso lastre con que la vida nos había regalado. Lento nuestro caminar, fueron largas las jornadas en las que, apoyados la una en la otra, siempre con el mismo objetivo en la mente, sorteamos dunas de incertidumbre y bebimos las últimas gotas de nuestro propio sudor. Fueron tensas noches silenciosas, en las que sólo nuestras miradas se encontraban, confundidas y deseosas, pero temerosas al tiempo, verdad? Así, lentamente, en un despertar casi eterno, un mal día, divisamos el palmeral de las esperanzas truncadas. Locas, corrimos hacia él, saciamos nuestra sed, amamos hasta quedar ahítas y...olvidamos, sí, olvidamos. Cuando, a la mañana siguiente, desperté, ya no estabas a mi lado. Un tímido rescoldo me mostraba los restos de un incipiente amor que habías arrojado al fuego de tus miedos, de tus dudas. Te supongo vagando, de nuevo, por ese tu desierto del que ya nunca saldrás. Únicamente, quizá, en tu amargo caminar, divises algún espejismo que te hará, si cabe, más duro el despertar

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